

IDEOLOGIA = UNA UNIDAD
DIALOGO = DOS UNIDADES
Extraña exposición y no tan extraña. Hasta podría decirse que debía suceder.
El mundo occidental viene desde siglos levantando ideologías como estandartes.
Se emborrachó en el siglo veinte de varias ideologías atroces. Las ideologías aportan
soluciones sin el confrontamiento corrector de otras ideologías. Occidente dejó por ahora
las ideologías de lado porque estaban maltrechas.
A mitad del siglo pasado, una ideología oscura había inhabilitado al Partido Socialista
Obrero Español. Por contraposición, el socialismo es una evolución histórica de la
humanidad que tiene actualmente plena vigencia y, a diferencia de muchos ismos que se
debilitaron o desaparecieron, quedó resumido en dos, uno defiende el reparto de la
riqueza y otro, su acumulación.
El curador de esta muestra es Andrés Hernández Díaz de Espada, niño de la guerra y
coordinador de dicha agrupación que, por sus andares por el mundo, ha adquirido la
sapiencia de la escucha y del diálogo.
¿Qué se muestra en esta muestra?
Algunos ejemplos de un mundo nuevo, o sea, resistentes que se revelaron al disecar
fragmentos de la pintura, y no hacen más que una cultura de fragmentos.
En la obra de estos resistentes se entrecruzan diferentes elementos que nunca se juntaron,
y al diálogo entre ellos, estos fragmentos alcanzan algo armonioso y vivo.
Hemos visto algunas obras de Celia Acevedo que son abigarramiento de múltiples
fracciones del arte de pintar trazos, manchas, colores, texturas, y todo ello se configura en
una naturaleza o la visión, si se pudiese hacer, del contenido del cerebro. Pero esta
materia pictórica elaborada por Celia se transforma en telas ornamentales para mujeres
colgadas de perchas. O bien esta materia visualiza las certezas y desvaríos de las mujeres.
Andrea Riccardi asocia en su obra a la vez la naturaleza y la abstracción. ¿Por la
naturaleza descubre la forma abstracta o es al revés? Y de las dos formas abstractas
descubre una naturaleza suya. La virulenta polémica de los figurativos versus los
abstractos se torna en su obra en un abrazo. Y este mundo de dos componentes acepta
seres de forma animal pero resultados de los azares del instinto, manchas, trazos,
garabatos, no obstante estos habitantes son seres. Nosotros vemos, pero lo que vemos y
vivimos se enriquece con lo que pensamos.
Daniel Pereyra asocia lo que siempre debería haberse asociado, las formas y la
psicología, porque, además de pintor es psicólogo. Su cerebro está habitado por dos
disciplinas bien diferenciadas. Hay en los consultorios de los psicólogos un libro de
manchas espejadas (cuyo nombre no me viene a la memoria y su ortografía menos) que
sirve para que los pacientes descubran en ellas similitudes con sus dolencias.
La pintura, de por sí, delata estados del espíritu. Al asistir a una muestra, los
compenetrados con el arte pueden decir: ¿Qué le sucede a Daniel? Hay formas para decir
todos los síntomas de la escala psicológica. ¿Por qué no aceptar esta fusión de disciplinas
que se incentivan mutuamente?
El cuarto, Bahboud, se ha dejado invadir, con mucho acierto, por las divagaciones del
cine y de la literatura. Sumó a sus disciplinas académicas lo improbable o revelador de la
mente humana porque pinta como un maestro de antaño pero se regocija con hipótesis,
amnesias y revelaciones de hoy.
Hubo una frontera visible en el arte de nuestro tiempo. Aquel día que, con brutalidad e
ironía, se invistió la dictadura más tonta, menos humana, más insoportable y pueril, el
concretismo, movimiento monacal aséptico que se asociaba con todas las prohibiciones y
asesinatos. Quizás colaboraron con el anuncio de la muerte de la pintura. Estas fuerzas de
reconstrucción no eran sino lo humano que quiere su lugar. Las ideologías engendran
dictaduras y las dictaduras se asocian con la muerte.
Nicolás Rubió
Niño de la guerra